lunes, 20 de abril de 2009

Tiempo

Hoy es veinte de abril… de 2009. Me doy cuenta de que una de mis canciones favoritas tiene unos 19 años, los que han pasado desde el 20 de abril del 90. La carta que los Celtas Cortos cantaban me acompañó durante toda mi infancia y aun hoy sigo sintiendo por ella un cariño especial. Recuerdo haber escrito algo sobre ella, una pequeña reflexión allá por el 2005 en la que me asombraba al darme cuenta de que esta canción cumplía 15 años. Pero lo más curioso es que los cuatro años que han pasado desde que escribí aquello se me han esfumado casi a la misma velocidad que los 15 anteriores.

Me abruma empezar a darme cuenta de que lo que dice la gente mayor sobre lo rápido que pasa el tiempo es cierto. Y es que el tiempo es un concepto relativo, muy relativo: enero y agosto tienen los mismos días y una clase dura lo mismo que un partido de fútbol o una película. Ajeno a nuestra subjetividad el tiempo, irremediablemente, pasa y pasa para todos. Si hay algo que me gusta del tiempo es precisamente lo democrático que es. En su avance inexorable, el tiempo no se detiene ante nada ni nadie. Dice el dicho popular que el amor no se puede comprar con dinero, pero ¿y el tiempo? ¿Acaso controlar el tiempo a nuestro antojo no sería el mejor de los regalos?

Persistencia de la memoria,también conocido como Los relojes blandos, Salvador Dalí

“Hoy no que da casi nadie de los de antes, y los que hay han cambiado” escuchamos en la inconfundible voz de Jesús Cifuentes, el tiempo nos transforma, nos modela y finalmente acaba con nosotros ¿el tiempo pasa o pasamos nosotros? Cuestión manida y, a mí entender, irrelevante. Avanzar con él es la única manera de adaptarnos, y el recuerdo, nuestra única y restringida resistencia ante su invencible paso arrollador. Porque como canta Serrat en su canción basada en el poema de Machado, “todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar”.

1 comentario:

  1. El tiempo no pasa, pasamos nosotros.. eso es cierto. Cada uno de nosotros es un microcosmos insignificante en el gran macrocosmos que engloba el mundo y que lo rige el tiempo. Es mejor no reflexionar tanto sobre "lo nuestro es pasar", quizás demasiado deprimente cuando te das cuenta de que ya tienes 21 años y hace nada tenias 15. El tiempo es relativo, y nuestra concepción de él cambia con la edad, supongo que eso es lo que asusta. Nada, carpe diem.

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